DIAGNÓSTICO DE LA ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA
El diagnóstico suele ser casual, cuando se detecta un aumento de urea y/o de creatinina en una analítica de sangre rutinaria. Cuando el filtrado glomerular ha caído por debajo de 60 ml/minuto (ERC de grado 3 o superior), se denomina insuficiencia renal crónica (IRC). A partir de ese momento se inicia un deterioro progresivo de la capacidad de depuración del fósforo, que permanece constante por un aumento en la secreción de la hormona paratirodea (PTH), que aumenta la absorción del calcio de la dieta en el intestino y disminuye la de fósforo. Es habitual en este momento una anemia leve. A medida que la IRC avanza se instaura una cierta pérdida de apetito, pérdida de peso, náuseas, vómitos, malestar general, cansancio, debilidad, dolor de cabeza, picores (prurito), insomnio, etc. Progresivamente se intensifica la anemia, la retención de ácidos (acidosis) y el exceso de fósforo en sangre (la hiperfosforemia), desarrollándose un aumento descontrolado de la PTH, que se denomina hiperparatiroidismo secundario. La mayoría de los síntomas atribuidos a la IRC corresponden a la fase terminal que comienza en ese momento, y que corresponde a la afectación de los distintos órganos.
La estrategia diagnóstica en la Insuficiencia Renal Crónica pretende estimar el filtrado glomerular, determinar la causa de la Enfermedad Renal Crónica y la repercusión que la Insuficiencia Renal Crónica haya podido tener en los diversos órganos. La reducción del filtrado glomerular indica insuficiencia renal, y su estabilidad durante un período largo traduce cronicidad. Es habitual que esta reducción del filtrado se acompañe de elevación de urea y de fósforo, y de descenso del calcio y bicarbonato plasmáticos, y con frecuencia se encuentra una cantidad excesiva de albúmina en la orina, e incluso sangre en el sedimento urinario (hematuria). La presencia de anemia es constante. Los defectos de en la capacidad de concentración de la orina se reflejan en la tendencia aparentemente paradójica de aumentar el volumen de orina: el paciente con frecuencia presenta ese aumento (poliuria), sobre todo durante la noche (nicturia).
Las pruebas de imagen destinadas a valorar el tamaño de los riñones son útiles en el diagnóstico de sospecha de la IRC. La más útil es la ecografía, que permite observar de modo sencillo (y sin ningún efecto adverso) la estructura y tamaño renal, que suelen estar alterados en el paciente con Enfermedad Renal Crónica. La progresión de la IRC es habitualmente constante en cada enfermedad y paciente, aunque puede experimentar enlentecimientos o aceleraciones. Determinar el comportamiento evolutivo de una Insuficiencia Renal Crónica es útil para valorar la utilidad clínica de determinadas maniobras terapéuticas destinadas a frenar la progresión, y pronosticar en el tiempo la necesidad de diálisis. En ocasiones, tras la exploración física, analítica y ecográfica, el nefrólogo puede indicar una biopsia renal, para aclarar el origen de la ERC.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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