LA ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA:
La Enfermedad Renal Crónica en el adulto se define como la presencia de una alteración estructural o funcional renal que persiste más de 3 meses, con o sin disminución del filtrado glomerular.
La Enfermedad Renal Crónica es un problema de salud pública importante que afecta aproximadamente al 10% de la población adulta española y a más del 20% de los mayores de 60 años. Se considera que muchas personas la tienen pero no lo saben; es decir, está infradiagnosticada. En pacientes seguidos en atención primaria con enfermedades tan frecuentes como la hipertensión arterial o la diabetes, su prevalencia puede alcanzar el 35-40%.
En la Enfermedad Renal Crónica existe pérdida progresiva de la capacidad renal de cumplir sus funciones, entre otras la función excretora. La función renal se reduce debido a la pérdida de nefronas inducida por diversas causas, la más frecuente de las cuales es la afectación renal de la diabetes, seguida por la hipertensión arterial, las glomerulonefritis y la poliquistosis. Existen una serie de factores de riesgo que facilitan el desarrollo de la ERC, y también su progresión una vez comienza a aparecer:
Factores de riesgo de desarrollo y/o progresión de la ERC | |
1. Edad avanzada | 2. Aumento de lípidos en sangre |
3. Raza negra | 4. Sobrepeso |
5. Sexo masculino | 6. Anemia |
7. Diabetes mellitus | 8. Nacimiento con bajo peso |
9. Hipertensión arterial | 10. Tabaquismo |
11. Albúmina baja en sangre | 12. Ácido úrico alto en sangre |
13. Presencia de albúmina en orina | 14. Fósforo alto en sangre |
¿QUE SON LOS RIÑONES Y CÓMO FUNCIONAN?
Los riñones son un par de órganos que tienen una forma parecida a la de una judía o alubia y están rodeados de una cápsula fibrosa consistente. Cada uno pesa de 115 a 170 gramos y mide 11-12 cm de longitud, 5-7,5 cm de anchura y 2,5-3 cm de grosor. Los riñones se localizan en la zona abdominal posterior, uno a cada lado de la columna vertebral. La parte redondeada externa del riñón mira al lateral del cuerpo, mientras que la parte interna, denominada hilio renal, mira hacia dentro del cuerpo. El hilio es donde nacen o llegan la arteria y la vena renales principales, los nervios y el uréter. El uréter es el conducto que lleva la orina del riñón a la vejiga, en la parte más inferior del abdomen, y desde la cual somos capaces de controlar la evacuación al exterior.
Los riñones reciben la cuarta parte de todo el flujo de sangre que impulsa el corazón (1,3 litros por minuto), a través de la arteria aorta y cada una de las arterias renales principales. Por tanto, en 24 horas, reciben 1.800 litros de sangre .
Entre sus funciones principales está filtrar el exceso de agua y productos de desecho y tóxicos que circulan en la sangre. El riñón fabrica unos 170-180 litros de orina al día, la mayoría reabsorbida de nuevo a la sangre, de modo que se expulsan por la vejiga solo 1,5 a 2 litros diarios.
Cada riñón está formado por alrededor de un millón de nefronas, que son las unidades responsables de todas esas funciones. Cada nefrona está compuesta de diversas estructuras: el glomérulo, la cápsula de Bowman y el túbulo renal. El glomérulo es un conglomerado de pequeños vasos sanguíneos capilares, responsable de filtrar la sangre a través de la barrera capilar para producir el denominado filtrado glomerular. El glomérulo está rodeado por la cápsula de Bowman, una especie de “bola” que recoge el filtrado glomerular y se continúa con el túbulo renal, que lo conecta con los vasos sanguíneos. El túbulo renal tiene una longitud extensa y diversas porciones, la última de las cuales es el colector, que acaba llevando la orina final hacia la pelvis renal, antesala del uréter.
La formación de orina ocurre a través de un proceso que sucede en tres pasos y que permite un perfecto control sobre las sustancias que es necesario conservar o eliminar de la sangre.
1- El primer paso, la filtración glomerular, conlleva la producción del ya referido filtrado glomerular, un fluido que contiene agua, electrolitos, glucosa, urea, aminoácidos y hormonas. Una persona joven con dos riñones produce 125 ml de filtrado por minuto, unos 180 litros al día. El cuerpo necesita recuperar buena parte de ese filtrado para sobrevivir.
2- Esto se consigue a través del 2º paso: la reabsorción tubular. En los túbulos se reabsorbe de nuevo hacia la sangre de modo pasivo o activo la mayor parte del agua y las sustancias que contiene, y a la vez, se secretan hacia el filtrado glomerular (tercer paso) una serie de sustancias de desecho como electrolitos diversos, urea, ácido úrico, creatinina, metabolitos de la hemoglobina y de diversas hormonas, que se acaban expulsando en la orina. La tasa de filtrado glomerular, normalmente aparece como “FG” o “FGe” (filtrado glomerular estimado –ver más abajo-en los informes de análisis clínicos), describe el volumen de filtrado formado cada minuto por toda la masa renal, y refleja el grado de funcionamiento de los riñones.
La enfermedad renal crónica (ERC) es la disminución del funcionamiento renal, y será más grave y avanzada a medida que la tasa de filtrado renal disminuya.
Medir directamente el filtrado glomerular es complicado, por lo que se utilizan fórmulas matemáticas que lo estiman a partir de una serie de variables sencillas: edad, sexo, superficie corporal y nivel en sangre de creatinina, que se mide en ella fácilmente. Un filtrado glomerular estimado de 90 o más por ml/minuto/1.73m2 se considera normal, aunque un adulto joven suele tener más de 100.
La función excretora de los riñones resulta en diversas acciones fisiológicas en el cuerpo:
• Balance de fluidos, que permite la adecuada hidratación (ingesta y salida de agua deben estar equilibradas).
• Balance de electrolitos como sodio, potasio, calcio, fosfato.
• Balance de ácidos y bases
• Excreción de sustancias diversas como fármacos ingeridos u hormonas.
Además de la función excretora, los riñones cumplen una esencial función endocrina, produciendo eritropoyetina (para la fabricación de glóbulos rojos), renina (que acaba obteniendo angiotensina-II, fundamental para regular la presión arterial) y calcitriol (para el control del metabolismo óseo-mineral). Un riñón normal sintetiza cantidades adecuadas de vitamina D activa (calcitriol), responsable de aumentar la reabsorción de calcio en el intestino procedente de la dieta. Ese calcio es esencial para los nervios, músculos (incluido el corazón) y huesos.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
- Hernando Avendaño L. Nefrología Clínica. 4ª Ed. Madrid: Ed.Panamericana; 2013.
- Lorenzo V. Enfermedad Renal Crónica. [Monografía en Internet] En: Lorenzo V, López Gómez JM (Eds) Nefrología al Día. Disponible en: http://www.revistanefrologia.com/es-monografias-nefrologia-dia-articulo-enfermedad-renal-cronica-136
- Martinez-Castelao A, Górriz JL, Bover J, Segura-de la Morena J, Cebollada J, Escalada J, et al. Documento de consenso para la detección y manejo de la enfermedad renal crónica. Nefrología. 2014;34:243–62.
- Gorostidi M, Santamaría R, Alcázar R, Fernández-Fresnedo G, Galcerán JM, Goicochea M, et al. Documento de la Sociedad Española de Nefrología sobre las guías KDIGO para la evaluación y el tratamiento de la enfermedad renal crónica. Nefrología. 2014;34:302–16.
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